“Hace 2 años me encontraba atravesando por uno de los momentos más inestables de mi vida. Por el término de una relación, llegué donde Viviana, buscando una fórmula mágica que borrara la ansiedad y me ayudara a superar aspectos de mi personalidad que eran destructivos. En la 1a visita, Viviana me dice: Si tú realmente lo quieres y estás decidida, ya tienes un 50% del camino adelantado. Sin duda, eso me alentó, y ese mismo día, comencé con las Flores de Bach y por sobretodo, comencé a llenarme de fe, en mí misma y en que era posible lograr lo que me proponía. Los primeros meses no fueron fáciles, ni vi resultados inmediatos. Por mi formación científica, me cuesta creer en lo que no veo, por lo que comencé a investigar las herramientas que ella compartía conmigo. Fui aceptando y adaptando las que más iban conmigo, leí y aprendí de los textos que me recomendaba. En esa búsqueda, conocí la maravillosa técnica del Hoponopono, por lo que estaré infinitamente agradecida de Viviana. Yo llegué buscando ayuda y lo que encontré fue una guía que me ha dado herramientas, hasta llegar a descubrir que somos nosotros mismos quienes tenemos el poder de sanarnos. Lo que buscamos tan desenfrenadamente en otro, está aquí mismo, dentro de uno. La técnica que he utilizado en diferentes aspectos de mi vida, no sólo me han entregado resultados, sino que me han llevado a vivir de manera más balanceada, más plena. En algún momento, Viviana me dijo que me daba de alta, pero el ver resultados nunca lo tomé como un proceso finalizado, sino todo lo contrario, es un trabajo que se debe hacer en forma continua. En esta cultura en que nos desvivimos e invertimos tiempo y dinero en mejorar por fuera, ¿por qué no nos hemos detenido a pensar que nuestro interior también necesita atención e inversión?.. De esa forma, lograremos vivir más plenos y felices. No hay nada fuera que sane, sino uno mismo, nuestra disposición”.